Encuentro preanunciado.
Ya sé que un día
golpearemos las almohadas
en la audiencia del divorcio
a causa de esa, misteriosa emergencia de sentirse amado.
¡Qué difícil es ser una diosa!
Una médula de corazón sacude el mar
otro tiempo para crecer estando tan viejos y sensibles
pero los arqueólogos pintan telegramas ciegos.
Los contratos del pasado retienen el suspiro,
suerte mediocre junto al despiadado orden carnívoro
hincha tus piernas de piedra, sálvate de la multitud.
Niega tu nombre propio Osiris, despierta
desde el simulacro de batalla,
-frutos de oración no sirven
sí necesitas unos zapatos nuevos-.
¡Qué duro es ser frágil, pequeña y divina!
Libre, ya a nadie le interesas,
al mirarte con repugnancia
de marido un sapo perdedor
que tendrá esperar un fin de semana
mientras tu descendencia se envenena de ti
y tu terminas las tareas.
No sé nada, adhiero monedas al sacrificio
juego virtual, el ciclo se regenera
te extraño desde que se trazó el mundo,
regrese al tranvía como karma
porque te puse en mi lista de salvación.
aquí de propina el corazón,
palabras ligeras y neutras
entregaba el amor silencioso, pesado
siendo nube, montaña, paloma.
Aborde de la tierra hermética
entre inconsistentes reflejos
de espejos, peces y cantos
dónde el alma es un accesorio.
Sobre tu llegada, te doy las gracias
estuve vagando, llorando.
Perdiéndome en el absurdo
La máquina de vivir fuera de los horizontes
mantiene raros pasajeros,
exige destino la galaxia de Orión,
el razonable traje antiguo
trae a cuesta el miedo y el perdón.
es la movediza arena del tiempo.
Se untan al jadeo del viaje ¿Aviones o pájaros?
una lucha sobre la calle con el aliento de las estrellas
fondo a fondo te persiguen Athéna,
Son ausentes huesos de viento, viajeros
darnos un tiro, reencarnar,
atornillados al infinito.
Ella grita ¡Se ha terminado!
ahora que mis ansias han desaparecido,
voy a revolver el tejido de tus lagrimas
somos un río secreto del mítico plexo de paz,
dormir por la perpetuidad.