lunes

jueves

Esto no sirve



No quiero que esta carta empiece hablando de mí, pero ya lo hice, de nuevo, maldito egocentrismo, te quiero en las formas insólitas y en tus carnavales de gloria; cuando finjo demencia es para tener algo de tu atención, se que mis prácticas de candados intoxicados de celos, solo te dan risas y a mi me dan unas ganas estúpidas de llorar, pero como me acostumbre a jugarla de niñita caprichosa, reina de los pucheritos y la típica a mi me pasa todo; no tengo más opciones, ni siquiera puedo reconocer mi leve intransigencia, por eso te pones tieso y distante, rencoroso deseando que recapitule mis errores; de esa manera lo lamento mucho más; recordando nuestra memoria condicionada y todavía aquí absuelta de la indiferencia, solo se musita el silencio entre los dos y unas imágenes que me hacen comprender que estamos atrapados en una circunferencia del tiempo.



Te extraño sin necesitarte, o te necesito sin extrañarte, las palabras quedan mal y salen sobrando, cuando a la sombra del augurio de preñar el abuso a la melancólica soledad lloro con incertidumbre; escribo suplantada con parches de labios que dicen que saben olvidar y no recuerdan las promesas de vivir juntos en una ciudad libre, hacer proyectos y decorar las paredes de nosotros y tomar fotografías y dibujar y tener un gato irlandés que se llame papas fritas; son cosas que todas las parejas se dicen, que no hacen, que lo hacen con otras personas, que deletrean sus poemas a cualquiera que les corteje con una palmadita de espalda.




No quiero que nos pase aquello, si estuvimos anticipados, irónicos y estúpidos, si en policromados monitores viajábamos en nubes de infidelidad, entonces que preocupación volver al martirio; vamos a descansar del frenesí y el cuerpo ausente, es que no me gustaría encontrar que después de tanto solo se trate de acostarnos, de untarnos los fluidos y dormir en la misma cama sin complicidad, vacios de anécdotas y de risas puras que conviertan una casa en algo parecido a un templo del Tíbet, en completa calma pero sin pretensiones divinas más que la vía del amor universal y desinteresado.




Te espero fuera de ansias, estoy ansiosa, haz visto a un gato mojado en navidad, así mera me siento, en el canibalismo de comerme las uñas y rozar las plazas y avenidas volteando en 180° en busca de parecidos cabellos, andares y siluetas que coliden y trasmuten mis fantasmas; recupero mi tiempo invertido en el sueño y la utopía, en remediar las imposibilidades, en hacer meritos y gracias, en llenar los espacios de mi autonomía, en barrer las calles con pies, en despertar a los zombies, en apurar las graduaciones y visitar al doctor, en cuidar a los animales, escuchar los consejos, en no asistir a los eventos masivos, en tener la voz callada y los sentidos alertas, en experimentar, ahora en retractarme de intentar pues esto no sirve, porque me faltas.






lunes


Miau Miau-
Oficina-
KAT POWER

miércoles

Aniversario de Luto


Lacerantes equinoccios de mustias soledades con la demencia efímera al decir, te extraño
se evapora la rapsodia urbana antagónica en una tilde cursi y nostálgica
sentimiento voraz, mirar sobre ti, ausencia para la eternidad.

Vórtice pálido como margen del verano ensangrentado donde se desvanecen mis gestos
sombras en vigilia, perdimos los dedos ante nuestras caricias envueltas de piedad infinita
recordar cuando el tiempo se hizo polvo, volver a la aurora inmortal de tu espejo
inconstante amor fingido, besos disecados que desaparecen vacuidades.

Me tienes enredada en la memoria, puedo verte detrás de la oscuridad en la que escribes te necesito,
de tu locura inconstante haces un poema, pero suspiras ternura entre fantasmas.

Nada regresa, estuve inundada de reflejos vacios, escondida por miedo a las lagrimas del olvido.

lunes

Cielo I

Día Mundial del Rock!!!


Cielo I.

Las nubes tintas del sueño utópico y palidecerte de mercurio,
donde cabalgan estrellas rojas reptantes en el infinito solitario
lastres comandados por murallas y nebulosas de silencio
despiden golpes esterales añejos, destierro e infortunio.

Ciegas enésimas vacuidades de espacio azul, borde nostálgico
abruman centellas descuidadas un pasadizo introspectivo de tristeza
callar y mirar, luces diletantes entregadas a supuraciones olvidadas.

viernes







Un gato triste y aburrido. Je suis blanc.




Hipervacaciones

Son las 12 del día y todavía quiero dormir, sin descanso puro y de sol a luna con el miedo transgresor de encontrar un recuerdo que me levante del placido letargo.

martes


Ahora yo digo que te encanto....





Causa Original

lunes

Los daguerrotipos de ornamento,
y las calóricas
duraciones
De un mes de azúcar
Asesíname
montaña mágica
I´m so stupid
My mind anywhere freedom….over


Vamos a cambiar, el uno más por uno menos uno.



Y el infinito explora las actividades, como una confabulación al miedo y a la dependencia, arrastramos de las medulas espinales de la compasión, una victima en la bañera y dos grados centígrados sin congelador, un retrato abstracto de los colegiales mudos y entorpecidos con las doctrinas del éxodo senil.



Evita cargar la dureza de las letras arrítmicas, homologadas a la melódica rutina de abrir e iniciar el ordenador, entiendes bien la tangente, ir al lado del camino y no por la zona hipócrita consumida en desesperación.



Quiero decir verdades que trasciendan como aquella de todo es relativo, simple solución.
A pena larga y oídos cortos, es mejor redimirse hacia el arte de la libertad, silencio de los ecos, rodar y volver a rodar.

1.
Precisamente caminaba con una minina urbana, en la soltura de las calles ardientes y pesadas de la 42, la región superviviente de los delincuentes y los desenfrenados mentales, a la orilla de la pobreza melancólica de los niños descalzos que patinan en el pavimento sucio con sus ropitas interiores simulando en la cara un gesto de quien no le importa pedir caridad, evasivas a las miradas porque nosotras también traíamos la panza vacía, encallada del apetito transitorio con algunas lombrices, restos de botanas de cantinas y dos sorbitos de crema de mezcal que nos regalaron el día anterior, avanzamos como si la esperanza fuera el detractor de nuestros sueños, perseguidas por un insaciable movimiento de precariedad, particular del lado sur de la ciudad, a razón exacta de un cuarto de tiempo para las 6 y con las manecillas bailando, nos postramos en el introito de la casa de Ramón.


Nadie contesto, vi a la gatita en la modorra causada por el hambre, y más fuerte le prendía a grito pelado un tono de desilusión, pero mi amigo el compasivo Ramón, no daba señales de existencia, con eso de que la gente es de ánimo ecuánime e interesada por el prójimo en esos rumbos, usted no vaya a mal pensar que es entrometida, se me acercaron los vecinos, señor y señora de mediana edad y con tiempo libre para saber los asuntos ajenos, juntos hicieron la gracia de darme la mala noticia.


Ambulatorias preguntas, sobre mi relación con el susodicho, mi tiempo de conocerlo, mi ubicación y hasta el descaro de pedirme mi nombre de pila, para al final escupir en bruto que él estaba en el hospital, la verdad no me impresiono tanto, susurre un de nuevo, ¡Ramón, carajo!; interno en la tumba de los loquitos, ya te imagino superpuesto con la morfina y replicando manualidades de viejos decrépitos, me cundió el pánico como una manada de avispas africanas, preferí no contestar, se me nublo la vista, mientras unos ojos abiertos y felinos marchitaban mis precoces ansias de enojo; ya vez que ruda es la soledad, se anticipo a mis pensamientos, en un derrumbe nostálgico decidí no llorar, recorrimos el camino de ida pero al revés, y en el regreso me preguntaba sí algún día debería volver a visitar a Ramón.


Cuando llegamos a la parada, le dije que desconocía todas mis opciones y ella rio, porque era un acompañamiento de cuerdas y tripas enraizadas la mejor forma de disimular el acceso de dolor en su estomago, quería sonreír pero la sobriedad arrojo una mueca repulsiva sobre los transeúntes de la avenida, agotadas por el bochorno de una ruta marginal, deslice mi cuerpo rebosante de anacrónica decadencia en la tienda vecina, la gatita se meneaba con aires de grandeza mientras distraía al encargado, en los pliegues de mi chamarra verde ahuyente a las buenas costumbres cuando robe dos panes fríos.

Itinerantes en la nebulosa del auto-homicidio, entre mal comer y mal vivir, a bandera de independencia y abandono, en un suspiro de resignación la felina saco la llave de la casa sin la menor intención de recordarme que debíamos la renta del mes, que no había pagado el agua y la imágen de la alacena desértica.


Me cambie de ropa, desabroche los zapatos rojos y ella con gusto se tiro al suelo indiferente a la travesía.

sábado

Re-invención


Las cicatrices quedan atrapadas, una quemadura y doscientas llagas, si te quitas la ropa me vives en la distancia y el destierro, que haremos con las palabras encerradas en el cuerpo, tu sabes que no tengo donde poner una corta vida, con las subidas y bajadas que solas se menean en las grietas y los montes de la piel, formando la silueta a tiempo hemisférico y olvidado.

Era pésima para jugar a todo o nada, contigo perdí, de premio llévate el desprecio por tu silencio, lárgate con el placer y la insume sexualidad; por dentro el vacio es un trago limpio de tu recuerdo, te juro que puedo resolverme el acertijo y soplar las ideas y volverme a reír.

Entregada a daños de ficción, mirando el techo húmedo de la habitación, esperando el día de ser otra distinta, para ser feliz sin importarme lo que tú digas, mientras estoy otra vez sola en recuperación.